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16 de junio del 2020

“Existe riesgo de fuga”. Con ese argumento, las autoridades del Centro Federal de Readaptación Social 1 en Almoloya de Juárez, Estado de México, han trasladado de penal al sanguinario líder de Los Zetas, Miguel Ángel Treviño Morales, alias “El Z-40”.

El cambio al Centro de Reinserción Social en Hermosillo Sonora ocurrió luego de la aparición de un video en el que hombres encapuchados y armados advertían sobre un plan para que el narco se fugara de la prisión de Almoloya.

Según informes judiciales —en posesión de Proceso—, la remoción de “El Z-40” se registró de manera sorpresiva el pasado lunes 8 de junio, día en el que su abogado presentó un juicio de amparo, después de acudir a la prisión de Estado de México y no encontrar a su cliente.

La defensa argumentó ante el Juzgado Primero de Distrito de Amparo en Materia Penal de la Ciudad de México que el líder de Los Zetas había sufrido una desaparición forzada por lo que exigió localizarlo.

El Órgano Administrativo Desconcentrado de Prevención y Readaptación Social dio respuesta a su informe y le notificó que el reo había sido trasladado al Cereso 11 que se ubica en la capital de Sonora.

Antes de su traslado, Miguel Ángel Treviño Morales había presentado diversos amparos para que las autoridades penitenciarias le realizaran la prueba de coronavirus, esto luego de que presentara síntomas similares a los que provoca la enfermedad.

Un juez le concedió una suspensión para que se hiciera el examen, del cual se desconoce el resultado.

De manera paralela, Omar Treviño, “El Z-42”, hermano de “El Z-40”, interpuso un juicio de amparo para tratar de evitar su traslado del Cefereso 3 Occidente a otra prisión federal.

Miguel Ángel y Omar Treviño Morales son considerados internos de alta peligrosidad, por lo que se sugiere su traslado a otros penales.

Durante su liderazgo frente a la organización criminal, “El Z-40” impondría la moda de desmembrar cuerpos y guisar enemigos, disolviéndolos en ácido o derritiéndolos en contenedores de aceite. El periodista estadounidense, Alfredo Corchado, amenazado de muerte por los Zetas, cuenta en su libro Midnight in Mexico, que Miguel Ángel Treviño solía morder el corazón de alguna de sus víctimas aún viva, creyendo que eso le haría invencible, y reclutaba a sus sicarios obligándoles a disparar a una persona al azar.

Además de la saña de sus asesinatos, su táctica de poner al mundo del hampa a su servicio allí donde se imponían, llevó al “Z-40” a dedicarse, además del narco, a otros delitos como el tráfico de inmigrantes, el secuestro, y la extorsión y a tener presencia en 14 estados e incluso extenderse a Guatemala.

De acuerdo con el gobierno mexicano, el cabecilla narco es responsable de ordenar el secuestro de 265 migrantes, cuyos cuerpos fueron localizados en fosas clandestinas en el municipio de San Fernando, Tamaulipas en 2010.